28.8.06

los problemas, al final

El viaje venía saliendo demasiado perfecto, así que el equilibrio kármico llegó entre ayer domingo y hoy, día del regreso.

Primero, cuando me iba a acostar anoche, buscaba el celular para ponerlo de despertador, ya que quería salir del hotel a las 7. No apareció. Revisé mil y un bolsillos, aunque he estado tan metódico que durante 68 días todos los objetos viajaron siempre en un mismo lugar. Sabía que no iba a aparecer. Así que sé que se quedó en Nicaragua.

La duda es: ¿me lo dejé de dormido, a las 4 a.m. del domingo, en la pieza del hotel, o me lo chorearon en la compañía de buses, donde el equipaje se despacha una hora antes de salir (el único rato que estuve separado de mi mochila)? Estoy casi seguro de que no me lo olvidé, porque dormido y todo, hice lo de siempre y miré abajo de la cama y todo. Segundo, también me falta el cargador, que solía viajar en el mismo bolsillo que el teléfono. Lo había tenido enchufado en el hotel, pero como sí me acordé de guardar el cargador de pilas, no veo probable que haya dejado el cargador, que estaba al lado.

Ya no importa, porque no hay manera de recuperarlo, pero sólo espero que no me lo use algún nicaragüense con parientes lejanos, porque el roaming estaba activado.

Segundo garrón, me levanté temprano igual, durmiendo mal porque no confiaba en el despertador que me prestaron los cordobeses, y llegué al aeropuerto híper-temprano. Al rato, me enteré que el vuelo se había cancelado por razones técnicas. (Parece que el ciclón Ernesto no tiene nada que ver. ¿...?)

Así que estoy en un shopping enfrente del aeropuerto -que está en construcción, no tiene ni cibercafé, y es casi tan chico como el de Posadas- posteando los últimos comentarios, mientras espero salir en el vuelo de la tarde, que me dejará en Miami varias horas más tarde de lo previsto. (La foto ilustra el shopping y un hecho básico de Centroamérica: si hay franquicias yanquis al costado de la autopista, es porque estás llegando a la capital).

Esto hace que no llegue al vuelo que tenía que tomar. Me estaban por mandar una noche a un hotel en Miami, hasta que después de media hora de llorarles, me consiguieron un vuelo que llega a JFK a las 12.30 de esta noche. Es decir que me espera un viaje en subte de como dos horas -a esa hora no hay expreso- para acostarme como a las 3 de la matina (ya que no creo que en los canales que tengo pasen el partido de Argentina-Turquía). Pero prefería eso a pasarme una noche en Miami -no está Pintos para ir a tomar una birra- y llegar mañana a las 3 de la tarde a casa.

¡Honduras, dejame ir...!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Todo viaje o todo sueño termina alguna vez, no?... Desde este pequeño pero BELLo lugar del mundo te agradezco haber compartido experiencias, momentos, instantes... que cobraron vida en las fotos o en la imaginacion de aquel que se engancho contigo en esta travesia. Me siento feliz porque se que estas feliz en este momento y espero que llegue el tiempo de las cervezas con los amigos y de los relatos que no entraron...welcome to the real world....abrazo...PElO

2:05 p.m.  

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