30.8.06

ahora sí, en casa

Al final, con el cuello dolorido y el resto del cuerpo también, aterricé en JFK a la madrugada y salí con mi mochila de la cinta transportadora a las 2 a.m. Era el único que encaró para el lado del Airtrain, en lugar de los taxis o autos de familiares. Pero después de dos meses de vivir con 15 o 20 dólares por día, no nos vamos a entregar a un viaje de $45 justo en el ultimísimo tramo, ¿no?

Igual, como soy un vivo bárbaro, en vez del subte, me tomé un tren suburbano que venía justo en unos minutos y me ahorré como una hora de viaje hasta Manhattan. Allí, tomé el subte, sí, y a las 3:30 de la matina triunfalmente traspuse el umbral de mi edificio.

Tuve tiempo de apreciar la mugre del departamento, darme un baño, ponerme el último boxer limpio, encontrar sábanas, tender la cama y acostarme por fin en la tan ansiada camucha.

Sin mayores percances, había completado la aventura que comenzó el 22 de junio, también a la madrugada. (La foto es de la última mañana, el último armado de mochila en Tegucigalpa).

Hoy, la noche siguiente, escribo estos últimos posts en mi propia computadora mientras bajo las fotos del viaje, que son apenas 123 (algunas publicadas en el blog las fui borrando y otras tantas están en la compu de la Pumanovia).

Atrás quedaron el mar, la selva, las olas, las pirámides, los surfistas, los taxistas, los lancheros, los quetzales, los lempiras, los córdobas, los tacos, los chilaquiles, las pupusas, el vigorón, los hoteles, las hamacas, los hostales, los fideos, los mates, la gripe, los tajos, las aguavivas, el bronceador, mis zapatillas abandonadas en un murito de Tegucigalpa, el celular que me afanaron, los mayas, los lacandones, las 24 horas en Honduras, los 41 días en México...

Acá, todo sigue igual, no hay negocios nuevos ni cerraron los de siempre, murieron dos bomberos en El Bronx, el subte va y viene con el mismo ruido, el movimiento para pasar la tarjeta magnética por el molinete es el mismo, un sandwich cubano cuesta $4...

Es tan raro haber vivido tantas cosas y de repente volver a ser... el mismo de siempre.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Buenisimo!
me alegro de que estes en your home again. Por acá tampoco hay mucho para contar todavia, no me casé (es que ella corre mas rapido), lo dificil de sobrellevar es el resultado del domingo en el gasometro. Con decirte que hasta hinchas de river se engancharon con el resultado para gastarme imaginate el resto. Un abrazo
Marcelo

9:28 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Al fin ! comentario propio de tía-que-te quiere mucho: AT HOME !THANKS GOD!
He seguido tu viaje con una mezcla deleite, admiración , envidia -¿por qué no?- , orgullo- ése es mi sobrino, el que iba a ser "cotapero-,y reflexiones desde la tercera edad tales como "éste chico, cuántos riesgos !!"He disfrutado tus comentarios y tus fotos.
te quiero muuuuuuucho. bienvenido !!!

11:29 a.m.  
Blogger c. said...

fin de mi viaje entonces...
ya no más relatos?
ya no más aventuras, cambios de monedas, bebidas, pensiones?

podrías seguir cronicando desde NY?


un beso grande

9:58 a.m.  
Blogger c. said...

Diego!!!!

no seguís de viaje por NYC?

(no es un viaje vivir allí?)

cuenta, cuenta.

7:17 a.m.  
Blogger A★ said...

Yo solía tener buena memoria, pero el muchacho de la foto no se parece en los mas mínimo al recuerdo que tengo del adolescente que vivía en calle Pasteur y tomaba el 14 en la Francisco de Aro para ir a la Escuela Normal..
¿"Nos estamos poniendo viejos"? No sé, de lo único que estoy segura, es de que el cybermundo es muy pequeño, hace un tiempo encontré también al mayor de los Graglia por estos lares.

7:24 p.m.  

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