30.7.06

ruinas y cascadas

Ayer sábado después de la medianoche, abandoné San Cristóbal de las Casas, no sin pesar. Un viaje de cinco horas al lado de un gordo que ocupaba más de la mitad del espacio de las dos butacas me depostió malhumorado y dolorido en Palenque, un sitio maya bastante importante.

Estoy durmiendo en una hamaca abajo de una palapa (mex. quincho), leyendo ¡y tomando mate! (ampliaremos) a la luz de una vela.

Visité las ruinas, todo muy impresionante. Unas vistas increíbles, aunque sinceramente el rollo prehispánico se me está haciendo un tantito repetitivo (y eso que es la primera visita que les hago a los mayas). Decidí saltearme el último sitio arqueológico en Chiapas e ir directo a uno grande en Guatemala, Tikal, que se dice es impresionante porque está en medio de la selva.

Otra cosa interesante de Palenque eran los monos aulladores que se escuchaban en el monte: parece que una vaca se subió a un árbol y está gritando ronca, de tan fuerte, jaj...

A la tarde, fui a las cascadas de Misol-Ha, un espectáculo muy bello, es un salto bastante alto, le calculé al menos 40 metros. Nadé en la piscina natural a los pies del salto y el agua estaba fría y con gusto a agua mineral, ja. Me metí en una gruta con agua hasta las rodillas, donde había otra cascada en medio de la oscuridad y murciélagos que sobrevolaban. Copado.

El calor que hace acá es aplastante, encima el pueblo es feíto. Por suerte, ya sabía y me vine directo a este lugar en medio del monte, cerca del parque nacional de las ruinas. Dormiré de jeans en la hamaca por los mosquitos, pero auguro una noche calurosa.

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