Señora, ¿me alcanza la pelota?

Es en las ruinas de Monte Albán, cerca de Oaxaca. Lo que parecen escalinatas o gradas en realidad eran superficies lisas, cubiertas con cal, donde la pelota rebotaba.

Y como tenía un simbolismo religioso tan fuerte, la mamá no los retaba por jugar a la pelota hasta que era de noche.
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