31.7.06

lost in translation




















(Ufa, el de abajo no se ve bien. Dice: "Dangerous not to swim").

el pueblo zapatista

Cuando estuve en San Cristóbal, le pregunté al tano del hostal qué onda los zapatistas. Me dijo que estaban cerrados los accesos a las zonas controladas por el EZLN por que éste se solidarizó los grupos sociales que fueron reprimidos terriblemente en San Salvador Atenco hace unos meses.

Pero acá cerca de Palenque, en la ruta, vi dos pueblitos con carteles como éste. Hablé con un taxista-colectivero de uno de ellos, en la entrada a las cascadas de Agua Azul, y no saqué gran cantidad de información. Me dijo que él no es zapatista y en el pueblo hay gente que no es. Pero el pueblo se maneja así. Y él dijo estar contento, aunque su respuesta, un tanto críptica, fue: "Es liberación nacional, Ejército Zapatista de Liberación Nacional".

En otro orden de cosas, hay tres horas distintas en Chiapas: la oficial ("la hora de Fox", le dicen), la hora del campo ("la de Dios"), que va una hora atrás de aquella, y la hora zapatista, que no sé cómo va, pregúntenle a Manu Chao: "Qué horas son, mi corazón..."

la decisión

llegás al sitio turístico lleno de turistas que caminan todos uno tras otro, subiendo con los puestos de artesanías a la izquierda y el río y sus cascadas bellas a la derecha. ves una cascada, y otra, y otra, y otra... un puesto de tejidos y uno de playeras y uno de comidas y uno de tallas... seguís subiendo río arriba, la cuesta a veces se empina y te cansa, las cascadas siguen allí, los turistas son cada vez menos. ya no hay vereda, es sólo tierra, y los puestos son cada vez más precarios. de repente, detrás de los puestos hay casas, y es que la gente de Agua Azul vive ahí mismo, al lado del río y sus cascadas. los turistas son escasos y es que es temprano aún. seguís y ya ni casas ni turistas ni gente local ni nada más que el rio y el monte. un puente de madera al que le faltan tablas y que promete tirarte al agua porque está inclinado hacia un lado. lo cruzás y cruzás una hondonada que cuando haya agua será un brazo del río. llegás a un lugar donde no se escucha más que lo que vos digas: hay unos bancos junto al río, que acá es ancho, el agua verde, una canoa amarrada en la otra orilla, y allí, cuatro o cinco casitas de madera, una con una estrella blanca dice "tienda" en letras hechas a mano.

y entonces la ves, una cuerda con un palo en la punta, que te hace ver a los adolescentes del pueblo tirándose al río como tarzanes en las tardes de domingo. está colgada de un árbol, al lado de los bancos, totalmente inmóvil. no hay nadie ni cerca ni lejos, como para preguntar si es peligroso, si hay piedras, si la corriente que baja a las cascadas es fuerte y qué tan fuerte. el agua es verde, te invita a tirarte, sabés que está fría porque te metiste más abajo hace un rato. pero no te deja ver el fondo, ni siquiera cerca de la costa, y no sabés qué te espera ahí, como a dos metros abajo de la barranca donde estás parado...

¿qué hacés? ¿saltás?

rumbo a Guatemala

Mañana me voy de Palenque, rumbo a Flores y Tikal. Luego, al sur de Guatemala.

Esta mañana, aprovechando que en la hamaca uno se despierta cuando amanece, me fui a las cascadas de Agua Azul, a 60 kms. de acá. Están espectaculares, aunque claro nada comparado con Iguazú, jaja... Me saltó el misionero. Ahora estoy posteando al regreso de allí, a punto de retirarme al hotel-camping a disfrutar en la alberca (mex. pileta) mis últimas horas aquí.

Tengo que salir temprano para ir a la frontera, allí me tomo una lancha de como media hora hasta Guatemala y otro colectivo ahí. Llegaré a la tarde a Flores, calculo.

Se cumplirán 41 días desde que entré a México. Nunca pasé tanto tiempo de viaje en un país. Todo lo que puedo decir es -como dirían los artesanos, punkies, malabaristas, etc., que paraban en el hostal de San Cristóbal- que "esto está bien chido, hermano".

30.7.06

ruinas y cascadas

Ayer sábado después de la medianoche, abandoné San Cristóbal de las Casas, no sin pesar. Un viaje de cinco horas al lado de un gordo que ocupaba más de la mitad del espacio de las dos butacas me depostió malhumorado y dolorido en Palenque, un sitio maya bastante importante.

Estoy durmiendo en una hamaca abajo de una palapa (mex. quincho), leyendo ¡y tomando mate! (ampliaremos) a la luz de una vela.

Visité las ruinas, todo muy impresionante. Unas vistas increíbles, aunque sinceramente el rollo prehispánico se me está haciendo un tantito repetitivo (y eso que es la primera visita que les hago a los mayas). Decidí saltearme el último sitio arqueológico en Chiapas e ir directo a uno grande en Guatemala, Tikal, que se dice es impresionante porque está en medio de la selva.

Otra cosa interesante de Palenque eran los monos aulladores que se escuchaban en el monte: parece que una vaca se subió a un árbol y está gritando ronca, de tan fuerte, jaj...

A la tarde, fui a las cascadas de Misol-Ha, un espectáculo muy bello, es un salto bastante alto, le calculé al menos 40 metros. Nadé en la piscina natural a los pies del salto y el agua estaba fría y con gusto a agua mineral, ja. Me metí en una gruta con agua hasta las rodillas, donde había otra cascada en medio de la oscuridad y murciélagos que sobrevolaban. Copado.

El calor que hace acá es aplastante, encima el pueblo es feíto. Por suerte, ya sabía y me vine directo a este lugar en medio del monte, cerca del parque nacional de las ruinas. Dormiré de jeans en la hamaca por los mosquitos, pero auguro una noche calurosa.

psst... quiero comprar yerba

El último día en San Cristóbal lo pasé vagando. Visité unas grutas muy chidas (mex. buenas) a la mañana y a la tarde se me hizo tarde para ir a un pueblito indígena, así que di vueltas por el pueblo mágico.

En una de esas, estaba en el hostal, y salió el tema del mate en la conversación. "Oye, ¿y tú no tienes mate, hermano?", me dijo un pibe artesano. Le digo que no, que no consigo yerba, y el tano que administra el hostal levanta la cabeza y dice: "Acá siguro que consegues". Y una tana que estaba ahí asiente y me dice que es al lado de tal restaurant y tal y tal...

Salí como loco a buscar la tienda, sin estar seguro de dónde era lo que me dijo la tana, que me dijo que vendían otra cosa pero tenían yerba en un costado. Veo un local cerrado, miro por las ventanas y podría ser ese... Pero seguí caminando, dudé un par de veces más, hasta que llegué a la Tierra Prometida: una panadería con una Taragüí en la vidriera. Tenían de un kilo, la compré, excitado. (También me compré un cuernito de jamón y queso, después de la obligada pregunta a las panaderas mexicanas).

La pagué casi al precio más caro de mi vida: $60 mexicanos, que son cinco dólares.

A la noche, me di el lujo de hacer un buen matienzo para esperar la hora del bondi. Y lo mejor fue que se armó la ronda con tres mexicanos. (A uno, el que me preguntó, hasta le regalé yerba y quedó feliz).

Hoy en Palenque, me encontré con una artesana argentina y le mangueé el termo, que no traje. De posamate, tuve que usar un tenis (mex. zapatilla). Y los del hotel-camping me querían cobrar tantas tazas de agua caliente como entren en el termo. ¡Ridículos!

La cuestión es que me lo tomé en la hamaca, leyendo a la luz de la vela, comiendo galletitas, mientras anochecía sobre la selva maya.

29.7.06

¿su abuelita pintaba playeras?

Deambulaba desesperanzado por el Mercado de Artesanías buscando un objeto muy particular. La Pumanovia quería la playera (mex. remera) pintada a mano con los ojos de Marcos solamente, que una amiga que vivió en Chiapas tiene. La única pista era que las hacía una artesana chilena.

Vagué por el mercado un largo rato, pero la tarea se complicaba porque la gran mayoría de los stands son de indígenas que venden tejidos y otras artesanías. Hay pocos puestos de artesanos viajeros. Y hay pocos que vendan playeras. Y las que venden son estampadas, fabricadas en serie.

Por todo esto, había perdido casi toda esperanza, ya que uno de los dos pintores de playeras que había dijo no conocerla a la chilena. Ya se me terminó el mercado, y nada. Cuando iba por las afueritas, unos hippones viejos estaban contra un muro. Miré lo que vendían y uno con unas congas descansando en el muro me dice: "Ramones, rock and roll", algo así. Ahí me levanté la correa del bolso que me cruza el pecho para que vea que mi remera era de Ron Damón. Y dice: "Ah, Ramón Valdez..."

Charlamos un toque sobre Ron Damón y les pregunto si saben de la chilena. "No", dicen primero. Y justo ahí, una chica dice: "Ah, tiene una tienda, ahí bajando de la esquina". Dicho y hecho, ahí estaba la chilena y me pintó la polera (chi. remera) en 40 minutos.

Para que vean... Marcos será un ícono cultural, pero no le llega ni a los talones al ilustre Ron Damón.

la luz al final del túnel

Un saxofonista conduce a una banda de rhythm and blues en un bar, aunque aún no es de noche. Lo miro un minuto desde la puerta y cruzo al teatro de enfrente, donde exhiben pinturas en la antesala. Entro a la sala a oscuras y observo cómo un hombre solo juega con los tonos de su celular, sentado a oscuras en una fila del medio a la izquierda. Salgo y camino hacia el lado derecho de la sala, rodeándola por el pasillo de afuera. El saxo me sigue desde lejos, con el bajo y la batería y la guitarra abajo, haciendo ese ritmo chon-cho-chon del blues. Camino por el corredor a oscuras y veo una luz al final. Cortinas pesadas, pegadas a la pared, cierran las ventanas que dan a la calle para que no entre luz. Sigo caminando, confiado. Puertas tras puertas se abren a los costados, pero sigo enfocado en la luz blanca del fondo. Por fin, llego a ella y sé que una vez más, yo, el Puma, he triunfado.

Es el baño.

las panaderas me obligan

Todo argentino tiene derecho a su dulce de leche, le pongan el nombre que le pongan a las "imitaciones" locales. Cuando uno entra a una panadería, es obligatorio preguntar si tienen alguna factura o sucedáneo con dulce de leche. Es una obligación moral y una necesidad espiritual.

Ahora, que las encargadas de panadería sean todas mujeres tampoco es culpa de uno.

De ahí que no acepto reprimendas ni desgarramiento de vestiduras si confieso aquí que llevo semanas entrando de golpe a las panaderías mexicanas y preguntándoles a las panaderas:

"¿No tiene nada de cajeta?"

28.7.06

sin palabras














ACTUALIZACIÓN: Otra que pollos zarandeados. (También tomada en San Cristóbal).

itinerario establecido

Por fin, esta mañana agarré una Lonely Planet en el hostal y leí sobre casi todo el resto del camino. Ya sé más o menos dónde quiero ir, que es un gran avance, a más de un mes de estar viajando, jaja...

También me auxilian los consejos de Miss Guatemala y Brenda, amigas de la Pumanovia, de los viajeros con quienes me cruzo y mi cultura general surfística.

Pero la para-joda es que yo suelo mirar con desdeño a los extranjeros que deambulan por el mundo con una mochila a la espalda, otra al pecho, y leyendo la LP hasta para comprarse un McDonald's. Me parecía una forma un tanto artificial de conocer los lugares.

Debo admitir hoy que cuando no hay otra (cuando no hubo tiempo para preparar el viaje y, por ejemplo, ya estuvimos sin necesidad en Tuxtla Gutiérrez), estos libros son muy útiles.

Esta mañana leí de tantas cosas interesantes que me esperan en Chiapas, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, que ya estoy excitado. Honduras, lo siento, pero lo nuestro parece que no va a ser más que una relación de conveniencia (mi vuelo de regreso sale de Tegucigalpa).

perdón, no lo pude evitar

Sí, me compré nomás un suéter tejido por las indígenas tzotziles (creo) y voy a ir a New York University a cursar Estudios Latinoamericanos con ropa étnica comprada en mi último viaje a conocer la Latinoamérica profunda, chauuuu...

Lo siento, sucumbí al cliché, al estereotipo. Sólo me falta el morral (hay unos muy lindos y baratos) y la pulserita. Pero estaba barato el suéter (unos seis dólares) y a la mañana y a la noche, acá hace frío. Los otros que me gustaban más que éste tenían unas medidas bien raras, anchos de pecho y cortitos de brazos; obviamente, no estaban diseñados para mí.

Desde setiembre, seré un digno representante de la facu de Humanidades en Niu Shorc, lo prometo.

(Nota del P.: La foto la saqué porque no había espejo y estaba tan indeciso que no lo podía comprar sin vérmelo puesto. Uds. dirán, una vez que vi cómo me queda, ¿me lo compré igual?).

méjico máxico

Es el segundo día en San Cristóbal y hasta ahora no he descrito este "Pueblo Mágico", según su slogan turístico. Desde que llegué, me la he pasado vagando por todo el casco de la ciudad, que es encantadora.

Recién, me senté en un banco en la peatonal al lado de una señora bien india, con trenzas y ropa local. Enseguida, una bandita de pibes como de secundaria me pidieron para sacarse una foto con nosotros. ¡Ja! Por primera vez, sentí lo que sienten los locales cuando los turistas actúan estúpidamente. Obviamente, los dejé, porque ya al sentarme, yo mismo había pensado que buena foto la del extranjero y la señora, uno en cada punta del banco.

Pero esa es una síntesis de San Cristóbal: está lleno de extranjeros (sobre todo europeos y muchos tanos), pero no pierde su carácter propio, tradicional. Está bueno, eso.

Las calles son hermosas, las veredas tan finitas que no siempre quepo, mi cabo; como comida de puestos todo el día (tacos dorados, tacos suaves, gorditas, dulces, hot dogs, esquites; estoy hecho un chancho); estoy alojado en Casa Babylon, un hostal copado, con europeos, gringos, mexicanos, y otros latinoamericanos; camino un montón para todos lados al mismo tiempo, sin saber al salir dónde voy a ir.

Hay mercados de comida y de artesanías que son espectaculares. Remeras de Marcos y pasamontañas del EZLN, aunque usted no lo crea. Y también se consigue el Marcos de lana, con fusil y pasamontañas.

(Nota del P.: El título del post es robado del de un disco que recomiendo del Instituto Mexicano del Sonido).

Murió la mula

San Juan Chamula es un pueblito a 10 kms. de San Cristóbal. El plano que reparten en los puestos de Turismo dice que hay que visitarlo "por la atmósfera mágica de su iglesia". Pocas veces, un texto de esta índole fue tan certero. (Van a tener que confiar en mi descripción, porque se prohíbe tomar fotos dentro de la iglesia, para no robarle el alma a los santos).

La iglesia es un gran templo que parece vacío cuando uno pasa la puertita que se abre dentro de una puerta más grande de madera. No tiene bancos, porque la gente se sienta en el suelo, sobre las agujas verdes de pino que se amontonan sobre los mosaicos blancos. Miles de velas en vasos (veladoras) arden en mesas alrededor de toda la nave. Están frente a los más de cuarenta santos que, codo a codo, ocupan los lados, cada uno en una caja de vidrio. Se ven literas de madera que te hacen pensar que los pasean en hombros por las calles cuando les toca su fiesta.

Cinco "telones" o cintas gigantes en forma de V invertida cuelgan del techo hacia las paredes; están hechos de tela estampada con flores. Las vírgenes en sus cajas de vidrio tienen mantos de tela florida y cintas de colores que bajan desde sus coronas.

Rosa, una niña que vendía cintos tejidos afuera, dice que el cura viene sólo los domingos y que no tienen misa en tzotzal.

La gente está arrodillada o sentada delante de los santos y prende más velas, de las largas, en el suelo.

San Juan Bautista preside todo desde el altar principal, con cinco mesas llenas de veladoras encendidas.

(Ah, la niña dice que el nombre viene de que no sé qué pasó en la lucha entre indios y españoles y uno le mató la mula a otro, y ellos, para decir "murió la mula", dicen "Chamula". Lo dijo seria, como si fuera verdad.)

hoy estreno

Camino al mediodía por San Cristóbal, como si estuviera en el cine: voy comiendo cacahuates (mex. maní) y mirando concentradísimo lo que pasa frente a mí.

Está tan bueno esto... que deberían cobrar entrada.

desubicado cultural

-Acostumbrado a Niu Shorc o Bs. As., supongo, me quise llevar los fósforos sin pagar en el quincho de la playa de Barra de la C. ¡PLOP!

-Entré a una tienda a comprar curitas, y le pedí: tiritas, banditas, venditas... Obvio que no me entendió, si acá se llaman... curitas.

27.7.06

otra que sincretismo, deja tú...

Cada vez que viajo soy más y más reacio a entrar a las iglesias porque al final ni te acordás cuál era cuál y el tema pierde interés. En México ya debo haber entrado a más de 30.

Pero por suerte en San Cristóbal volví a repetir el ritual de entrar a mirar los altares y santos y todo eso. Acá sí que me esperaba algo nuevo.

En la catedral, se escuchaba un canto que me pareció vagamente gregoriano. Pero en un altar del Santo Entierro, a un costado de la nave principal, con Jesús en un ataúd de vidrio, había un hombre que cantaba en -supongo que- tzotzil, arrodillado. Otro estaba de rodillas a su lado y un niño se encargaba de prender decenas de velas en el piso delante de ellos. Habían puesto tres huevos, un vaso y alguna bebida.

Me fui impresionado y, minutos más tarde, cuando buscaba un suéter "étnico" (ampliaremos) en un mercado de artesanìas, me desvié hacia el templo de la Caridad.

Esta vez, la escena -de nuevo en un altar lateral- era más compleja. Un tipo enfundado en un sacón largo negro de lana de oveja parecía oficiar: cantaba un mantra repetitivo que a mí me sonaba como -y lo digo en serio, con todo respeto-: "anganganganganganganga..." Una señora de trenzas largas estaba quietita al lado -estaban frente a un Cristo crucificado- y su hija se le colgaba, mirando para atrás, no muy interesada.

El hombre agarró una gallina negra de las patas y alas con una mano y del cuello con la otra y la empezó a mover en círculos sobre las velas encendidas (al ave no le gustó nada, obvio). Y después, se la frotó a la señora por la cabeza y el pecho. La gallina se quejaba despacito, porque sabía que estaba en la iglesia. El señor se la pasó a otra señora que se acercó y comenzó a hacer el mismo ritual, ahora con un mango de hierbas: revolearlas, frotarlas en la cabeza, ahora apretando bien contra el cráneo. Mientras, la segunda señora, silenciosamente, le torció el pescuezo a la gallina y la metió en una bolsa, una vez que el ave, literalmente, estiró la pata.

Más tarde, visité el museo de la Medicina Maya y me enteré que el señor era un curandero o médico indígena, que las gallinas negras se usan contra el mal de ojo, que se usan incienso, gaseosas, huevos, etc., y vi otra curación semejante (foto 2).

Después de los ramazos, esta vez, el médico rompió un huevo en un vaso y se lo mostró a la señora a quien estaba curando. La idea es que le muestra la enfermedad que sacó de su cuerpo y que supuestamente el huevo toma la forma de una vela, cosa que yo no vi.

la sierra chiapaneca

...ahora estamos en la cima, y por debajo nuestro pasan sierras y cañones, el verde profundo de los árboles, también del maíz que crece, allá lejos y abajo hay más, más lejos y abajo que los primeros, y el autobús avanza por una ruta que trepa sinuosa entre paredes de roca, con tramos de mallas metálicas para prevenir derrumbes, vamos a la altura de la copa de los árboles que están apenas a unos metros al costado de la carretera, y pasamos a otro bus y lleva chofer bigotón y calco de la Vírgen de Guadalupe, el maíz crece en todos lados, en pendientes increíbles, y no me imagino a los cultivadores caminando allí entre las filas de plantas, y de repente parece que estamos volando, porque la bruma no deja ver hacia abajo y estamos tan alto, y acá sí que la tierra es roja, casi como la de Misiones, un poquito más marrón quizás, y ahora bajamos y donde antes había sol, bruma y paisaje, ahora tengo la pared de roca y árboles tan alta que apenas veo una franja azul de cielo cuando levanto la vista, y césped mojado de rocío, brillando plateado, y ya bajamos a la ciudad, empiezan las casitas de material y los carteles de campaña y las casas de repuestos, y señoras de trenzas con bebés atados a la espalda esperan el colectivo al lado de un puestito de comidas donde humea una olla, y a un costado y luego atrás, la sierra de la que acabamos de bajar se queda, como vigilando desde atrás de la leve bruma, ahí nomás, cerquita...

Tuxtla Pérez

Hay que empezar aclarando que es todo mi culpa. Postergué planear el itinerario hasta último momento y ahí fue cuando The Star-Ledger me dijo que sí y me pasé la última semana en Niu Shorc laburando de sol a sol en la nota.

El resultado: ayer miércoles 26 llegué a Tuxtla Gutiérrez a las 8 p.m. ¿Para qué? Nadie lo sabe.

"¿Estamos en el mero centro histórico?", preguntele con impecable uso del adjetivo mexicano al gentil señor de la caseta de información turística (cuyo único objetivo debería ser decirle al turista: "Váyase"). "Estamos en el centro", me respondió, "pero histórico no es porque los edificios (antiguos) que había los tiraron abajo".

Y así siguieron las doce horas clavadas de mi estadía en Tuxtla, la capital de Chiapas.

El hecho de que una ciudad tan en el camino del circuito mochilero no tenga hostales debería haberme avivado anoche de que aún estaba a tiempo de subirme a otro autobús apenas llegar y seguir viaje a San Cristóbal de Las Casas.

La cuestión es que me quedé en la Posada Tuxtleca.

Si uno viaja para vivir experiencias inéditas, ésta está sin duda en el top 5 de este viaje. Me dijeron $80 mexicanos la habitación con baño y ventilador, y $40, sin. Ante la oportunidad de ahorrar unos pesos, me dije: "Es sólo por unas horas. ¿Qué tan mala puede ser?"... Jaja... No tenía ni idea.

El tema con la "habitación" no era que no tuviera ventilador ni baño propio; ¡era que no tenía techo! Era una subdivisión de paredes finas, cerrada con candado en la puerta, abajo de una galería de techo como de galpón. La cama tenía un colchón pelado, ni sábanas siquiera (después pedí y me dieron una del Pato Donald y otros personajes).

Hice de tripas corazón y salí a "pasear" por Pérez, digo Gutiérrez. Era el mencionado centro a-histórico, una catedral linda (foto 2), un monumento a Juárez copado (foto 3, pajaritos que duermen sobre las letras) y la plaza llena de gente tomando el fresco, que es lo que hice yo también por largos ratos (hasta que un joven tuxtleco me empezó a sacar conversación sospechosamente simpática. ¡Me quería levantar el muy cabrón!).

Se hacía tarde, el centro lucía cada vez menos acogedor. Hice tiempo hasta hablar con la Pumanovia, que casualmente estaba cenando en el Neuquén, la guacha, y me fui a mi hogar. Me acosté como una momia arriba de la sábana Disneyesca y me encomendé a Santa Pulga.

No dormí perfecto pero dormí. Y, mientras escribo esto, en el bus a San Cristóbal de las 8 a.m., no me pica nada. Dejé para otra vez la visita al Cañón del Sumidero, la atracción turística tuxtleca, que parece estar bueno en serio.

Tuxtla, gracias por todo, no nos volveremos a ver si de mí depende.

26.7.06

tengo entendido que...

...iban a llamar al Coco Basile a la Selección? (¿El Coco-fruta o el Coco-persona?)
...hay tensión entre Israel y el Líbano y podría haber violencia en cualquier momento?
...en México, siguen teniendo tres presidentes tres?

aclaraciones técnicas

Les debo las fotos de los nuevos posts, porque el cable se me quedó en la mochila que dejé en la terminal.

Desde ahora, los posts aparecen con la fecha en que fueron escritos, más allá de que los postee todos juntos de una vez.

Ya solucioné, creo, todos los problemas para publicar comentarios que un par de mis estimados lectores reportaron, así que si quieren publiquen, pero con pundonor que mi mamá está leyendo.

salado en Salina Cruz

Tras cinco días de surfear, dormir mucho, comer camarones o pescado fresco y poco más, dejé Barra de la Cruz temprano esta mañana. Algún día volveré.

Ahora estoy en Salina Cruz, donde no pensaba pasar más que el tiempo necesario para tomarme un autobús a Chiapas. Pero llegué a las 10 y el bondi a Tuxtla Gutiérrez sale a las 2.15 p.m.

Primero, el lechero en que venía de Barra para a la entrada de Salina Cruz y dice el chofer: "Hasta aquí". Modificación instantánea de recorrido, le guste a quien le guste. Como tenía que caminar hasta la terminal en el centro, le reclamé y me terminó devolviendo 15 de los 40 pesos de mi pasaje, onda "tomate un taxi y no me rompás las bolas".

Después, resultó que la info de Esteban, el de las cabañas, sobre los buses era pésima. Me había dicho que salían como a cada hora para Chiapas, pero al menos la empresa en que me voy tiene una salida a Tuxtla a las 2 de la tarde y otra a San Cristóbal de las Casas a las 2 de la matina. (No sé si habrá más, porque hay una terminal por empresa y ya no me iba a poner a averiguar una por una).

Así que estoy acá, sufriendo el calor y el teclado y posteando en Salina Cruz, sin intención de conocer la ciudad. Llegaré a Tuxtla esta noche y espero irme a San Cristóbal mañana o temprano el viernes.

Besos y abrazos a todos.

25.7.06

corolario del teorema de Holiday Inn

Si te guardares jabones exfoliantes del hotel y luego te hospedares en unas cabañas cerca de la playa, asegúrate de no tirar el jabón en la ducha... porque la arena residual del suelo te producirá una extraña sensación de no saber si te estás exfoliando o lijando.

Gallo orgulloso de su herencia

Ayer a la tardecita, mientras comía munchis (papitas, con salsa picante, obvio) y tomaba una cerveza Sol, sentado solo en el almacén/comedor, juro que un gallo dijo: "¡Cuauhtémoc!"

la otra cara de la historia

Arde el sol afuera; por primera vez, creo que me quemé de más, en la sesión de surf de la mañana, como tres horas en el agua.

Anoche me enteré del otro ángulo de la historia de los extranjeros que quieren comprar estas hermosas tierras. Conocí a Adam, un neocelandés que lo logró, al igual que un australiano y un yanqui. Ellos fueron los primeros y los últimos porque, ni bien uno lo hizo, los otros se tuvieron que apurar a comprar antes de la siguiente asamblea del pueblo, en la cual de hecho la gente decidió prohibir la venta de tierras a extranjeros.

Adam se está construyendo su casita de dos niveles en un campo en medio de cultivos de papaya (mex. mamón). Hasta se hizo un horno pizzero. Ahora, él es parte de la comunidad y tiene que servir un año como policía, tiene voto en la asamblea y no paga para ir a la playa.

Hasta la señora del almacén le pide que se lo cuide un rato mientras ella va a hablar por teléfono.

24.7.06

las Naciones Unidas del Surf

Mientras estuve en Barra de la Cruz, estaban o pasaron por allí surfistas de las siguientes nacionalidades:
-un chorro (mex. montón) de yanquis.
-varios australianos.
-varios brasileños.
-uno o dos japoneses.
-españoles.
-un austríaco, que a veces se cuelga la bandera de Seychelles del cuello para surfear.
-un chileno.
-un neocelandés.
-un argentino, yo.

anoche soñé con yerba

Soñé que encontraba un supermercado donde vendían yerba. Y agarraba con placer un lustroso paquete de Rosamonte de un kilo. Después, me ponía a buscar un jarrito para calentar el agua y cebar.

Snif, snif...

Traje mate y bombilla, pero en el D.F., Monterrey y Reynosa, donde había más posibilidades de conseguir, no llegué a comprar yerba. Ahora, a más de un mes del último mate, el síndrome de abstinencia me está pegando.

23.7.06

gringos locos

Imaginaos: una 4x4 con cinco tablas en el techo, llena de surfistas gringos excitados por surfear, dobla de la ruta desde Huatulco... el único obstáculo para llegar a las olas es este pueblito...

aniversario inesperado

Esta noche, alguien me preguntó hace cuánto que vivía en Niu Shorc. Miré la fecha en mi reloj y me di cuenta de que se cumplían exactamente cuatro años de mi llegada allá. Qué loco, loco.

asamblea popular

Volvía de la playa caminando, cuando dos pescadores me sacaron conversación. Venían los dos contentos, o quizás "contentos", con una bolsa llena de camarones recién sacados cada uno al hombro.

Más allá de las momentáneas faltas de diplomacia o de conocimiento ("¿Argentina todavía depende de México?", me preguntó uno), entablamos amigable charla por la que me enteré de que en Barra todo se decide en asamblea. Sabía que en Oaxaca muchas comunidades indígenas se gobiernan así, pero no sabía que estaba en una de ellas. (Nota del P.: "Sistema de usos y costumbres", me apunta la Puma novia que se le llama. La foto es una panorámica de casi todo el puebllo).

"Nosotros hicimos este camino", me decía un pescador. "Y el que va al crucero (mex. cruce de caminos) también", agregaba el otro. Los construyeron entre todos y por eso, para mantenerlos, cobran $10 mexicanos ($0.1 dólar) de entrada a los forasteros para ir a la playa.

A la noche, José, uno de los dueños de las cabañas, me completó la info. Los locales y los de pueblos cercanos no pagan. Los de Huatulco sí pagan, porque son gente de afuera la mayoría y tienen plata. Los gringos y demás extranjeros, of course.

En el pueblo, integran la asamblea todos los mayores de 18. Allí se vota todo y hay hasta cuatro directivos, elegidos por la asamblea.

José me dijo después en confianza, cuando no nos escuchaba el gringo con el que estábamos charlando, que él va a luchar todo lo posible por mantener la tierra en manos de la comunidad. Se refería a que en otras partes de México y en gran parte de Centroamérica son muchísimos los gringos que compran casas y terrenos en la playa -jubilados, surfistas, pescadores, todo junto-. "Y después, nosotros no vamos a poder ir a nuestra playa", dijo José.

"Así como nuestros mayores mantuvieron la tierra", agregó, señalando a su papá sentado ahí cerca, "nosotros tenemos que mantener esto".

qué bajón

El Club Barra de la Cruz perdió 9-7 contra los Futuros Diamantes del pueblo vecino de El Coyul, los punteros de la liga. Era una chance inmejorable para arrimarse a la punta, ya que Barra venía segundo.

Estoy muy deprimido.

Miré sólo el tope de la primera entrada, porque llovía (esto impidió la documentación fotográfica del encuentro) y los azules de Barra ya iban perdiendo 2-0, con las bases llenas. (Inserción gratuita e innecesaria de conocimientos beisbolísticos para impresionar a la Pumanovia, que proviene de una familia beisbolera).

Tanto Esteban como José, los hermanos dueños de las cabañas, fueron parte del gallardo equipo azul, que logró remontar la diferencia pero terminó perdiendo de todas maneras. A pesar de la derrota, tenemos fe de que en la segunda ronda alcanzaremos la punta pronto.

¿el acento de loj de acá... ej parecido al de loj de allá?

No sé si serán mis oídos, que ya cumplieron más de un mes en México y capaz se estén adaptando, igual que mi paladar al picante. Pero me da la impresión de que la gente de pueblo de acá tiene un acento bastante similar a lo que podría ser el acento de alguien de campo en el Litoral argentino.

Al menos, ya he escuchado a máj de uno comerse laj eses igual que yo. Es un indicio importante.

Seguiremos informando.

Receta para no querer volver a la civilización

1. Levantarse un domingo a las 7 menos algo, cuando hace una hora que todos los gallos del pueblo están a los gritos.

2. En ayunas, caminar por la calle en medio del monte durante 20 minutos hasta la playa.

3. Pedirle la tabla alquilada al sereno, porque la gente de la palapa (mex. quincho) todavía no llegó. Surfear dos horas y pico, ser mordido, picado o cómo sea, por aguavivas en repetidas ocasiones, correr unas cuantas olas -algunas, de inédita calidad-, cansarse sin agotarse porque no hay necesidad: hay más por venir.

4. Salir del agua, tomarse un café de olla en la palapa, charlar con la gente del comedor y unos gringos de Monterey, CA.

5. Despacito, volver caminando al pueblo, cruzarse en el camino con lagartijas, pájaros de todos colores, mariposas, niños y mujeres del pueblo, surferos, una mujer que canta a toda garganta afuera de su casa ("Vivir desesperado, vivir atormentado...")


6. Tirarse en la hamaca a escribir este post, mientras la lluvia amaga, se va, viene, y el partido de béisbol contra El Coyul en el campito no se sabe si sale...

22.7.06

Involución techística

"Hace 10, 15 años", me dice Esteban, el siempre sonriente y servicial dueño de las cabañas, "todas las casas acá eran así". Estábamos hablando del techo de paja y las paredes de madera que son buenos para el clima de acá porque son relativamente frescos y la lluvia no pasa.

Ahora, dice él, la gente tiene casas de bloques de hormigón y se están dando cuenta de que son más calientes que las tradicionales. Hmmm...

Yo estuve en mi cabaña durante una buena lluviarada este sábado y no cayó ni una gota adentro. Esteban dice que un techo de ésos, de palmas entrelazadas y luego encimadas, dura 10 a 12 años.

Me voy pal pueulo

Me tomé el día off de surfear porque tengo todo el cuerpo cansado. Y porque no me comunicaba con nadie hace tres días. Vine hasta Huatulco para postear, pasear. Lavé ropa, escribí. tengo tan poco apuro que a la mañana llovió y yo prácticamente esperé a que se secara el charco delante de mi puerta para salir. El techo de paja, incólume.

Comunícoles que me retiro de vuelta a Barra de la Cruz y como es toda una inversión venir hasta Huatulco en colectivo y pagar internet y todo eso, no volveré a postear hasta que haya encontrado internet al sur de aquí, al retomar el camino.

Abrazos a todos.

Barra de la Cruz, pujante localidad

B. de la C. contiene, neta, como mucho 30 casas. Yo llegué preguntando que si esto era el pueblo, porque no se podía creer. Esteban, el dueño de las cabañas, me dijo, casi disculpándose: "No, si es un pueblo pequeñito".

Eso, sí, estoy en unas cabañas para surfistas aceptables, considerando el resto del pueblo, que es bastante pobre. Piso de cemento pelado, paredes de madera, un catre, un ventilador de pie, y una hamaca para mí solito debajo del alero de paja, con vista a los cerros circundantes y a las vacas rumiantes.

Resulta que Barra de la Cruz fue sede hace un mes de una fecha de la Fórmula 1 del surf, el circuito mundial. La compañía que organizó ni siquiera publicitó el nombre de la playa (en el surf, las olas buenas se "protegen" de las multitudes). Pero esto de todas maneras generó interés entre los que saben y la cosa parece estar a punto de despegar.

La población turística se reduce a surferos de viaje. Casi todos gringos. Algunos mochileros, otro en una casa rodante, otros que se quedan en Huatulco en hoteles lindos y andan en auto alquilado. Creo que soy el único huésped de Esteban que habla español.

La playa me queda a como 15' a pie al final de un camino donde no hay nada más que selva a los lados (foto). Hay un quincho grande donde hacen unas brutales tortas (mex. sandwiches) de jamón, quesillo de Oaxaca y huevo (con chile, obvio). Y ahí me alquilaron una tabla que pensé que iba a ser difícil de dominar pero al final anduvimos bien. Cosas del destino: tiene escrito Diego en el lomo, como parte del diseño original, claramente hecho a pedido.

Conocí a unos mexicanos que dicen ser los que comenzaron a surfear acá hace once años (dos de ellos, Win y Marco, en la foto 1). Ellos y los gringos la verdad que surfean espectacular. Uno mira y aprende.

A la noche, cansadísimo, de vuelta en las cabañas, me comí unos tacos de camarón impresionantes y me fui a dormir pronto, no sin antes comerme una gloria (golosina norteña que me suele proveer la Pumanovia), tirado en la hamaca.

En el paraíso no hay internet

Estos posts están apareciendo todos juntos porque hoy sábado me tuve que tomar un auto-colectivo, hasta Huatulco, que pensé había dejado atrás, para encontrar el ciber más próximo a su domicilio.

Su domicilio consiste en unas cabañas en Barra de la Cruz.

Ayer, viernes 21, me levanté antes de que Juan se fumara y me fui de Puerto Escondido, dejando atrás escasas añoranzas. A la vera de la ruta, esperé por un camión (mex. micro) a Huatulco. Uno con cartel a Pochutla me hizo señas así que lo paré y le pregunté. Me dijo: "Sí, a Huatulco después, es media horita más". Todo era mentira.

El viaje fue muy bello. El colectivito se sacudía y saltaba como loco, y yo sentado al fondo, estaba en la parte donde más saltaba. Pero estar en la ruta siempre me pone de buen humor e iba escuchando el cd de Café Tacuba en vivo que me regaló de despedida el Pumanoviabrotherdelmedio. Estaba todo bien.


(FOTO: los carteles ruteros con que se anuncian los conciertos de música popular, sea banda, norteña, grupera, etc. Cada banda parece tener su propio diseño que se respeta en todos los carteles.)

En Pochutla, oh sorpresa, había que tomar otro hasta Huatulco (que tardaría casi una hora). En éste, no me cabían las piernas entre los asientos, la neta (mex. en serio). Pero el buen humor no se perdió.

En Huatulco, otro trasbordo. Y aquí llegó el momento en que perdí la ciega confianza en los choferes de la zona. Primero, había una grúa estacionada al costado de la ruta. Luego, un patrullero... y el oficial mirando hacia abajo. Abajo, estaba un camión ruedas al cielo en la ladera del cerro. Buen momento para hacerle alineación y balanceo, digo yo.

Ese bus me dejó en la ruta a 2 kms. de Barra de la Cruz y cuando ya había emprendido la caminata tras perderme un auto-colectivo por abriboca, llegó otro que me completó el viaje. Por venir en los lecheros, tardé cuatro horas para un trayecto de dos, pero yo... lo que es yo... la pasé bomba.

¡Miren qué linda concha...!

... encontré en Puerto Escondido.

Retiro espiritual

Mis vacaciones surferas, contra lo que alguno pueda pensar (Gastón, Román...), son bastante ascéticas.

Más o menos, un día típico va así: me levanto, como una banana, voy a surfear hasta el mediodía, vuelvo a almorzar, descanso, escribo, leo, me voy a surfear hasta el atardecer, vuelvo, me baño, ceno, a veces tomo una cerveza (el presupuesto no da para emborracharse todos los días), y ya tengo sueño y me voy a dormir.

Sobre todo los primeros días, me duelen todos los músculos del cuerpo, tengo raspones en la panza y rodillas y, ahora, tajitos en los pies (porque alquilé una tabla maltrecha). Eso sí, hasta ahora no me quemé con el sol.

Ah, y mi lectura actual, que espero terminar antes del final del viaje, es nada menos que Historia Contemporánea de América Latina, del honorable Tulio Halperín Donghi, que por número de páginas (764), estilo y densidad, está muy lejos de ser un libro de verano.

Señora, ¿me alcanza la pelota?

No pude visitar el Estadio Azteca, pero me vengué visitando el Estadio Zapoteca que ven en la foto.


Es en las ruinas de Monte Albán, cerca de Oaxaca. Lo que parecen escalinatas o gradas en realidad eran superficies lisas, cubiertas con cal, donde la pelota rebotaba.



Para más precisiones, hagan click en la foto de la explicación del Museo de la Cultura Oaxaqueña. Lo que yo sé es que se valía pegarle con las caderas, codos y rodillas. No había orsai.

Y como tenía un simbolismo religioso tan fuerte, la mamá no los retaba por jugar a la pelota hasta que era de noche.

Carteles oaxaqueños


Les juro que no son en chiste, ninguno de ellos.

Si alguien los quiere forwardear al proyecto Cartele, thank you.

Son todos de la ciudad de Oaxaca.














¿Picoso?, ni me tinga

(Nota del P.: El título es una extraña mezcla de mexicano y misionero).

Todo empezó en Niu Shorc, donde la Pumanovia me entrenó como a Rocky en el arte de aguantarse la picosa comida mexicana (básicamente, es todo con chile -de varios tipos-, ¡hasta las golosinas!).

Al llegar al D.F., venía preparado, física y mentalmente. Y hasta ahora podemos reportar que a un mes de comer picante casi todas las comidas, estoy satisfactoriamente adaptado. Ahora les digo, "con todo", sin que me tiemble la mandíbula. Tengo un paladar mexicano honorario.

Ahora sólo me falta volver a NY, para ir a la taquería Zaragoza en Avenue B, donde la última vez que fuimos, pensé que me moría de lo enchilado que estaba.

Abriré la puerta, golpearé mi puño sobre el mostrador y le pediré unos tacos con la salsa más picosa que tenga. Ahí se verá quién tiene la última palabra.

21.7.06

La vieja está en la cueva todo el verano

El verano por acá es la época de lluvias, como podrán observar en esta toma de alto valor artístico del frente de mi cabaña en Puerto Escondido. Por suerte, me voy mañana de acá, porque si esto sigue así las cabañas (son unas piecitas de cemento en realidad), que están en una pendiente, van a terminar desmoronándose y de acá al mar no paramos.

Ya tengo decidido que me voy el viernes 21, a Barra de la Cruz, una playa no muy lejos de aquí. Resulta que allá también hay surf, pero las olas rompen "de derecha" (a izquierda, vistas desde la playa), y éstas son las que mejor sé correr. Estos días estuve mejorando un poco la técnica en las izquierdas, pero ya me aburrí. (Al igual que la mayoría de los lectores, que no surfean).

19.7.06

me alcancé

Hoy, Miércoles 19, empiezo a postear en tiempo casi real, aunque lo haré cada dos o tres días.
Estoy en Puerto Escondido. Abrazos y besos,
El Puma Surfero

por fin, surf

Caminé como un animal al llegar a Pto. Escondido a las 7 am del martes 18, en busca de un hostal. Agotado, llegué a las cabañás de Josefina y Juan, quien al parecer no encuentra extraño fumarse un porro a las diez de la mañana de un miércoles.

De entrada, irónicamente, Puerto Escondido me decepcionó de tan bueno que está, en términos surferos.

A cien metros de mi cabaña -no pregunten por las instalaciones si son impresionables, ja- tengo la ola mundialmente conocida como "el Pipeline mexicano" (en referencia a la ola probablemente más famosa del mundo, que está en Hawaii). La cuestión es que las olas son grandoootas, las corrientes peligrosas, etc. En mi mejor forma física y deportiva, lo pensaría tres veces antes de meterme (y ahí aparecería como en las películas el rostro de mi madre diciendo: "tené cuidado, eh"). Imagínense ahora, que estoy gordo y fuera de estado.

Con el correr del día, encontré una playa más acorde a mis capacidades actuales y comencé a surfear olas mexicanas, con una tabla alquilada que es como un tronco de estilizada.

Pensaba compra una tabla acá, para venderla al final del viaje en Nicaragua. Pero, como realmente me interesa conocer bien Chiapas y Guatemala, donde no hay surf, voy a posponer la compra hasta El Salvador.

Acá me muevo a todos lados en colectivo, que pueden ser autobuses como en ARG o camionetas con una lona atrás, dos bancos a los costados de la caja y hasta timbre en el armazón de la lona. La gente viaja parada en el estribo cuando se llena (la foto no es con extras). También hay taxis que funcionan con recorrido como los colectivos.

Hace un calor que mejor andar en cuero al mediodía. Hasta la suave brisa marina viene más caliente que bombilla de lata. (Chiste para Alex, mi amigo American-Argentinean que ya sabe hacer mate mejor que varios). (Chiste para Bruno, el Porteñan-Rosarinean, que tiene mi mate misionero casi de adorno).

Esto está lleno de gringos y europeos. Todos, gringos, euros y mexicanos, me suelen hablar en inglés primero. Ya estoy hasta la madre. ¿Para eso me fui de Santo Domingo Heights por dos meses?

Escondido estaba, atrás de la curva

El viaje a Puerto Escondido consistió en 7 1/2 horas en un autobús decente, desde las 23 del lunes 17.

Me habían advertido -un relato en internet de otro mochilero argentino- que el camino estaba lleno de curvas. Pero no pensé que al punto de no dejarme dormir. Dormité todo el viaje y llegué agotado.

La fuerza centrífuga te puede hacer caer más que la ley de gravedad, había sido. Hubo una curva que me despertó al grito mental de "¡Nos damos vuelta!". Obviamente, nunca pasó a mayores, pero fue una experiencia inolvidable, jaj...

Aprendí a agarrarme como un mono o una araña de cuatro patas al asiento mío y al de adelante, para prevenir caerme hacia un lado o el otro, ya que los giros eran imprevistos y muchas veces, uno tras otro, como cachetada de loco.

Conflicto II

El lunes 17 que me fui se tenía que haber hecho la primera jornada de la fiesta más importante del año para los oaxaqueños, la guelaguetza, donde la gente de las siete regiones del estado trae a la capital su canto y danza y trajes coloridos.

El domingo a la noche, en el cerro donde está el anfiteatro principal se veía un resplandor: eran los maestros y cía. (hay grupos anarcos, los de "la otra campaña" del Sub. Marcos y otros sumados al movimiento) quemando las tarimas del escenario para boicotear la fiesta.

Dicho y hecho, el primer Lunes del Cerro se canceló.

Igual, los que no pensábamos ir no dejamos de disfrutar del resto de la fiesta: shows gratuitos e improvisados en las calles (en la foto, una "tuna provinciana", de estilo notoriamente español), fuegos artificiales por todos lados, ferias de comida y artesanías y CDs copiados.

Aquí -ni bien la pueda bajar- voy a postear la última foto de Oaxaca, tomada desde la terraza de un bar donde un barbudo guitarrista cantaba Clandestino, Sólo le pido a Dios y Mi unicornio azul y yo hacía tiempo para ir a buscar mi mochila e irme a la Central Camionera de 2da. Clase. (Los lecheros salen de ahí, los de 1ra., de otra terminal).

(Nota del P.: Al final, fue todo un engaño de mi propia memoria. La foto la había tomado antes de ir al bar, pero vale igual).

gua-ja-ca II

A veces, da la impresión de estar en una ciudad andina -i know, qué hablo yo si nunca estuve... pero voy en julio '07, eh- porque hay muchas subidas y bajadas, casas coloniales, calles de piedra...

Acá, se comen chapulines (mex. grillos) que, sí, son colorados (¡perdón, perdón!). Son muy salados (se hace sal con ellos) y más allá de eso, el gusto no es muy impresionante.

Se come mole, que es una salsa a base de chocolate y, como toda comida mexicana, chile. Es rico, pesado, dulzón y suele ir con un cacho de pollo y arroz, o algo así.

Se comen tlayudas, que son unas tortillas duras con queso Oaxaca, tasajo, aguacate y, como todo plato mexicano, frijoles.

En Oaxaca, se hace y se toma mezcal (foto pumanovia, la mano es mía), otra bebida hecha de cactus -como el tequila-. En este caso, del maguey, de hojas largas y puntudas, que no parece un cactus de dibujito, sino las plantas que tenía mi mamá en el patio en Formosa-. Pega "regularcito", como el tequila, y tampoco deja resaca, según pudimos comprobar.

(Por favor, chequeen el slogan del cartel en la segunda foto).ç

De este estado, es el vestido que hizo mundialmente famoso Frida Kahlo; es el que usan las tehuanas, del istmo de Tehuantepec.

Los zapotecos, mixtecos y otros que vivían acá hasta que llegó la viruela de los españoles, estaban meta sacarse la madre (mex. reventarse a palos) unos a otros cuando Cortés ya había llegado al futuro D.F. Después, como en todos lados, desaparecieron rápido y en contra de su voluntad.

maestros en huelga, what else is new?

El conflicto magisterial, como le dicen en Oaxaca, nos involucró de manera directa. El sábado 15 nos levantamos con ganas de ir a explora ruinas prehispánicas, pero los militantes de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca tenían otros planes para nosotros. Bloquearon las puertas de nuestro hotel y otros dos o tres, como parte de su estrategia de crear ingobernabilidad en el estado para que renuncie el gobernador. Lo culpan de la represión brutal del 16 de junio en que entiendo que murió gente, pero no sé cuánta. (Vi imágenes porque en la calle venden un DVD con toda la cobertura).
El papá de Pumanovia y yo nos apersonamos a dialogar con los activistas en el portón del estacionamiento del hotel, hasta que nos dejaron salir. Don PPN arguyó que no podían vulnerar nuestra libertad de tránsito y que habíamos venido a visitar Oaxaca a pesar de las advertencias en contrario. Yo traté de convencer al líder del piquete de que estratégicamente era un error ponerse en contra a los huéspedes del hotel, ya que me había dicho que el objetivo era que éstos, mexicanos y extranjeros, llevaran su queja a sus estados o embajadas, para darle más repercusión al conflicto.
La cuestión es que nos dejaron salir. (Sólo a nosotros, mientras otros se acercaban a negociar). Y el tema, para nosotros, no pasó a mayores.
Pero en el momento en que estábamos en el lobby del Holiday Inn, mirando hacia afuera, a las espaldas de los muchachos sentados en la puerta, me sentí del lado equivocado de la barricada. No digo que haya encerrado muchos turistas burgueses en hoteles de franquicias yanquis cuando era joven, ja. Mi única militancia fue en la época de la facultad, contra los recortes presupuestarios. Pero sí, como periodista, al menos, siempre estoy del otro lado.
Fue una sensación rara, porque el reclamo de esta gente me parece justo y siento simpatía por su causa. Pero yo mismo fui víctima de las tácticas votadas por la Asamblea Popular.

17.7.06

el costurero güero

Puma dice:
la mochila estaba rota, la cosi
Puma dice:
tuve que comprar aguja e hilo
Puma dice:
estaba haciendo cola entre las costureras
Puma dice:
todas me llegaban a la cintura
Puma dice:
jajaja

gua-ja-ca

Oaxaca -donde estoy desde el viernes y hasta esta noche- es muchas cosas.

Es uno de los estados que manda más emigrantes a Nueva York, según aprendí entrevistando mexicanos allá. Es el escenario de un conflicto gremial de maestros que hace casi dos meses tienen tomado el Zócalo (plaza mayor), a pesar de un desalojo que dejó muertos y heridos.





Es el lugar donde vivió y se educó el primer presidente indígena de México, caudillo de la Reforma, padre del México progre, el zapoteca Benito Juárez, "benemérito de América", nacido en un pueblo del interior del estado. Es también la ciudad natal del dictador afrancesante Porfirio Díaz. Y del pintor Rufino Tamayo, uno de los cuatro grandes muralistas mexicanos.

Es un valle entre las montañas donde existieron varias ciudades-estado mesoamericanas prehispánicas, las más impresionantes de las cuales, Monte Albán, visité el sábado. (De ahí son las fotos). Es hogar de 15 etnias distintas, que hablan lenguajes que mayormente salieron de la misma raíz, pero hoy son ininteligibles entre sí.